NAVIDADES EN BLANCO Y NEGRO
Esta semana la convocatoria corresponde a Inma, dejo enlace al Molí del Canyer
Juan: Hola, ¿y tú por aquí?.
Fuencisla: Buenas, ¡qué sorpresa!, desde
el verano que no nos vemos.
Acababa de salir del coche de
María, entre lágrimas me había suplicado que siguiésemos aunque solo fueran
unos días más. Me había costado mucho mirar a aquellos ojos azules humedecidos,
con destellos blancos relucientes como la nieve, y mantenerme firme en mi
decisión de terminar allí mismo con todo, con una relación prohibida de meses
jugando al escondite contra el mundo.
Fuencisla había pasado unos días
por la casa de la playa en la que solía veranear con mis amigos, y ante su
desparpajo y su amabilidad tan exquisita, había preguntado por ella, lo típico
de: en qué trabaja, de dónde es y cuáles
son sus gustos. No me pudieron precisar demasiado, pero después de unos meses
la tenía enfrente, y al parecer, sin demasiada prisa.
Juan: ¿Vas a algún sitio?, acabo
de tener un encuentro desafortunado y me apetece pasear un rato.
Fuencisla: Pues…, tenía que
cambiar estas piezas de ropa en el comercio de aquí al lado.
Juan: Sino te molesta, te puedo
acompañar.
Fuencisla: Vale, sin problema.
La cabeza no paraba de darme
vueltas, a aquella imagen de María, su último beso sin correspondencia, los meses de excesos y mi
irremediable y rotunda caída a la realidad, desde un amor imposible que nunca
me habría llegado a imaginar. Había tratado de dejarla hacía un par de semanas,
pero ella sabía muy bien dónde encontrarme y cómo hacerlo. Lo que acabó
desencadenando en una seria sensación de agobio, algo totalmente impensable unos días antes.
Allí me encontraba, en plenas
navidades, montones de gente dando vueltas a mi alrededor, con su ruta
totalmente definida, y yo parado, con los ojos abiertos, pero a ciegas,
buscando un atisbo de luz en mi futuro entre prendas de ropa en la sección
femenina del zara.
Fuencisla: Bueno, con esto he
terminado.
Juan: Ah sí, Fuen, nunca habría
pensado que comprabas la ropa aquí.
Fuencisla: Que va, no seas tonto,
solo alguna cosa, pero esta vez no era para mi.
Y sonrió como si no hubiese otra
sonrisa igual en el universo. Claro que no la había, pero en ese momento, atravesó
sin ningún esfuerzo el escudo de mis cavilaciones, y eso era justo lo que necesitaba.
Tu relato una vez más nos confirma que en navidad los milagros ocurren ..Juan seguro que después de aquella decisión se sintió mucho mejor, dura pero necesaria y un ángel se le apareció en forma humana .... Te deseo un feliz Año Nuevo genial ..Abrazos!!
ResponderEliminarLa Navidad haciendo de Cupido , ¡qué bonito!
ResponderEliminarFeliz Año 2023, Juan
Una sonrisa franca logra atravesar cualquier puerta. Buena historia! Un abrazo
ResponderEliminarAlgunos aseguran que las navidades son mágicas! Para tu protagonista seguro que éstas fueron reveladoras! Un abrazo y Feliz 2023 Xan!
ResponderEliminarAunque hace mucho que pasó la Navidad, es hoy cuando te leo
ResponderEliminarMe ha gustado muchisimo tu relato, y el halo de misterior del final
Un abrazo