ERAN OTROS TIEMPOS
Molí del Canyer lanza la convocatoria juevera de esta semana.
ERAN OTROS TIEMPOS
La abuela había enfermado, tenía cara triste, y el abuelo
(que era un santo) sugirió que fuese a tomar los famosos nueve baños a la playa
Compostela en Vilagarcía, así que allá nos fuimos: la abuela, mi hermana y
yo, dos días de viaje y dos autobuses. El mes de octubre no es el mejor para ir
a la playa, pero la suerte hizo que solo nos lloviera tres días.
En la playa se estaba muy bien, apenas había gente, la
temperatura era más baja que en verano y hacía más viento, así que, mi hermana
y yo solíamos hacer nuestros castillos de arena con la chaqueta puesta,
imaginando que éramos importantes arquitectos. La abuela se tiraba vestida en
la toalla y en muy pocas ocasiones solía acercarse a la orilla.
Cuando el sol decidía ocultarse tras los montes de Ribeira,
Adelita, que era como conocía todo el mundo a mi abuela, nos recogía, se ponía
su sombrero “cloche”, se maquillaba abundantemente y se enfundaba un escotado vestido
liso que le llegaba hasta las rodillas. Luego íbamos a dos tabernas
en las que ponían música y se podía bailar. Adelita se entretenía riendo,
fumando y bailando, mientras sonaban unas piezas de música que no conocíamos,
traídas de ultramar. Mi hermana que ya tenía 10 años, cuando el sueño nos
vencía, me llevaba a dormir de regreso a la pensión.
Así se esfumaba, al menos por unos días, la profunda
tristeza en la que se sumía la abuela Adelita, lejos de las tierras y del
campo, quizás más cerca de su París natal, del que había vuelto, para casarse con mi abuelo, después de que las
labores agrícolas del verano de 1929 nos diesen a todos un respiro.
Qué bonito lo has resuelto, Xan.
ResponderEliminarUn relato con imágenes muy hermosas y significativas…
Deja una sensación agridulce, reflejo de muchas de las historias vividas, como bien indica el título de la convocatoria, en esos otros tiempos…; pero con tu buena pluma como magnífico aderezo.
Siempre un placer leerte, querido amigo.
Abrazo grande, y feliz día 💙
Gracias Ginebra, una pequeña referencia a los felices años 20, cien años después parece que la felicidad se ha diluido un poco. Abrazos y feliz finde.
EliminarPrecioso no, bellísimo!!! Gracias por sumarte, besos.
ResponderEliminarGracias a ti Molí por el tiempo que empleaste en lanzar la convocatoria y las fotos tan bonitas que buscaste. Besos.
EliminarQué historia tan emotiva narrada a partir de la evocación del pequeño protagonista que recuerda a su abuela! Un abrazo
ResponderEliminarSí, aunque mi pretensión es que fuera una pequeña protagonista, para hilar un poco más con la foto, gracias Neogeminis. Un abrazo.
EliminarComo soy abuela de cuatro, al leerte no pude menos que emocionarme. Precioso raconto de esos tiempos, no tan lejanos pero otros. Un abrazo, Xan.
ResponderEliminarLa verdad es que no había caído en la cuenta de los de racconto, pero sí que está bastante reflejado en el relato. Gracias Myriam por tus sabias palabras, abrazos a tus nietos y besos para ti.
EliminarUn relato sencillo y profundo. Me han gustado esos aires de melancolía...
ResponderEliminarUn saludo
Melancolía imaginada, gracias por pasarte y tomarte tu tiempo, abrazo.
Eliminaruna historia, no es más que una historia son sensaciones sentimientos que como un tatuaje queda grabado en nuestra mente, indeleble por muchos años que pasen ahí estará siempre esa abuela que abandonó por amor una gran ciudad para crear una familia lejos. Un abrazo
ResponderEliminarAquellos felices años 20 igual fueron más felices de lo que en su momento se pensaba. Abrazos.
EliminarAl describir a la abuelita en la playa me has recordado a la mia! Un bonito homenaje a tantas "Adelitas" que emigraron buscando un porvenir mejor! Un abrazo!
ResponderEliminarMe alegro, en la Galicia interior, por aquellos tiempos, solo la gente con grandes posesiones podía permitirse el capricho de ir a ver el mar, o de tener una estancia prologada en la costa. Un abrazo.
EliminarQué relato más chulo!, empezó algo gris y se fue aclarando con el mar y el baile de la abuela, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo!
Bailaba Jazz y charleston, las ciudades con puertos en Galicia vivían como una burbuja alejada del resto de España, con afluencia de mucha gente de otras nacionalidades. Abrazos.
EliminarCon encanto, charme parisino. Una mujer cosmopolita en tiempos difíciles. Esperando pacientemente su momento de libertad al ritmo de la música.... Me ha gustado mucho. Muy original. Saludos.
ResponderEliminarMe alegro que Adelita evocase algo que quería que evocase, muchas gracias y un abrazo.
EliminarUn precioso relato que trajo a mi mente muchos recuerdos.
ResponderEliminarEspero que buenos Musa, gracias por acercarte y por tu tiempo.
EliminarPerdón por el retraso, pero se me fue de comentar, mil disculpas, nunca es tarde si lo que se lee te llega al corazón, muy lindo todo lo que nos compartes.
ResponderEliminarUn abrazote.