EQUILIBRIO
Relato para una propuesta de Ginebra para el mes de octubre en su blog Variétés
Caminaba concentrado y con la idea de cumplir la meta que se había fijado de 40
km al día, lo normal era hacer la mitad, pero Jhonnie Walker tenía el
presupuesto limitado y así conseguiría llegar desde O Cebreiro a Santiago en
cuatro días en vez de en ocho, ahorrándose el alojamiento de esos cuatro días.
Si era capaz de caminar desde las 7 de la mañana hasta las 13 h y luego otras
dos horas después de comer, aún le quedaría tiempo para leer algo a la tarde e incluso estudiar castellano.
Estaba muy ilusionado, había
conocido a Jovita en Manchester, una chica gallega muy mona que había ido a ver
a su equipo del alma, el Celta de Vigo, a jugar un partido de la uefa contra el
United, del que era Jhonnie seguidor desde la infancia, después del partido, en
la cola del baño de un pub surgió el flechazo.
Quería impresionarla a su llegada
a Santiago, donde habían quedado, hablando algo de castellano, el gallego lo
dejaría para más adelante porque le parecía un poco más complicado.
Era su segundo día, se había
despertado en Sarria, algo cansado pero empezando
el día con positividad, el paisaje era de un verdor impresionante, el
camino discurría entre muros por bosques de robles centenarios y por cauces de
regatos que había que sortear saltando de piedra en piedra, a menudo, se cruzaba
con campesinos que eran muy amables con
los peregrinos y se esforzaban en dar largas explicaciones, a cualquier
pregunta que les hacían.
Su equipaje era mínimo, una
mochila curtida de tantos viajes por Europa, normalmente escapadas de fin de
semana: Berlín, Praga, Viena, Cracovia, Roma, Bruselas y París, eran las
ciudades que había explorado al detalle caminando con sus viejas botas, pues trataba de hacer todos los recorridos turísticos
por las ciudades, sin usar ningún tipo de transporte, aquellas botas eran
viejas y estaban gastadas, pero eran tan cómodas o más que unas zapatillas para
él, así que no había pensado, por lo de ahora, en deshacerse de ellas.
Había comprado una postal en el
albergue antes de emprender su etapa,
pues no estaba acostumbrado a alejarse de su familia y de sus amigos durante
mucho tiempo, así que quería que supieran que también los tenía presentes, en
este viaje tan importante para él, en ella escribiría
palabras de cariño hacia sus padres y también sobre sus pensamientos a cerca de estos días de camino en
solitario, alejado de los chismes y los
dramas de las redes sociales.
Cada vez estaba más cerca de
Palas de Rei, veía pequeñas construcciones hechas de palos de madera con tejado
de paja, sobre unas columnas de piedra, en la guía de bolsillo que llevaba
ponía que eran “cabazos”, unas construcciones para guardar y secar el grano. Las
aldeas salpicaban el territorio con sus casas de piedra marrón y con pequeñas
puertas y ventanas de madera, Jhonnie creía estar caminando por un paraje en
plena edad media. De vez en cuando, le venía a la cabeza la imagen de Jovita y
de sus ojos de color azul turquesa, como el mar, al lado del que ella solía
presumir que vivía, pensaba en ella y tenía ganas de cantar y bailar, incluso se le aceleraba el paso y se reía solo.
Después de tantas y tantas rutas
torcidas que había cogido en su vida, creía estar en el camino adecuado, la
senda de la flecha amarilla, que le llevaría lo más directo posible a su
felicidad. Sin sospechar que sería un camino mucho más largo y más apasionante
de lo que se creía.
Quiero darte las gracias y felicitarte también por aquí por tu magnífica participación, querido Xan. Un viaje maravilloso y descriptivo que destila todos esos momentos y actitudes que conforman el camino para lograr ese equilibrio con nosotros mismos y, por ende, con el mundo. Y qué mejor colofón, que el amor y la pasión dibujando dulces sentires y eternas sonrisas...
ResponderEliminarUn placer, amigo.
Abrazo grande 💙
Gracias a ti Ginebra por la actividad que exhalas, repartiendo energía y letras por estos lares, hay tareas impagables como la tuya. Un abrazo y gracias.
EliminarCon tu descripcion, dan ganas de adentrarse en este mítico Camino de Santiago! Creo que semejante ruta da esa paz, tiempo y ocasion de reflexion para alcanzar ese deseado equilibrio! Un abrazo!
ResponderEliminarPuedes probar, son experiencias irrepetibles, aunque te aconsejo dejarlo para un año más tranquilo, este año hay demasiada gente. Es de locos. un abrazo.
EliminarNunca te había leído en relato... Te felicito, Xan, he disfrutado con tu historia.
ResponderEliminarMil besitos.
Me alegro Auro, la prosa me cuesta, a ver si practicando un poco...
EliminarEsos largos peregrinajes nos llevan a un equilibrio espiritual. Sociabilizas con todo otro peregrino, conoces y vas transmutando en una persona mejor... un viaje espiritual, y un largo camino por delante
ResponderEliminarCierto, sucede todo como dices, por eso recomiendo tanto este tipo de experiencias, acabas conociéndote más a ti mismo, y eso siempre ayuda. Gracias por tus palabras.
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