RECORDAREMOS A MAIRA

 Al levantar la cabeza de debajo del mostrador se la encontró, nunca se olvidaría de Mónica y su séquito de aduladoras, le habían hecho pasar tres cursos de la E.S.O. infernales, acosándola, abusando y riéndose de ella, pertenecían a familias adineradas, pero con tan poca clase como para celebrar el fin de curso universitario comiendo en un telepizza.

Maira rezó para que no la reconocieran, llevaba una semana nerviosa y no sabía si sería capaz de aguantar preguntas inoportunas o cuchicheos que llegasen a oídos de sus compañeros, todo iba bien hasta que Mirian, la más aguda y maliciosa, la reconoció. 

- ¡Si eres Maira la del insti!, ¿qué tal te va?.

Mientras contestaba lo más escueta posible la pregunta y luego la despachaba con un:

- Perdona, estoy trabajando, siguiente en pedir, por favor.

Empezó a sentir un revuelo de conversaciones provenientes del grupito en voz lo suficientemente alta para que sus compañeros las escucharan y no parasen de fijar sus miradas en Maira con asombro.

La beca no daba para todo lo que necesitaba, la vivienda estaba carísima, aún por encima el proyecto de su grupo de investigación había reducido sus fondos, tanto, que decidieron entre todos aportar una cantidad mensual para poder seguir avanzando. Maira acababa de ser nombrada directora del proyecto, pues el anterior director, además de no pasarse nunca por el laboratorio para estar al tanto del proceso, no creía en las pocas posibilidades que tenían de alcanzar aquel objetivo tan ambicioso.

Quería haber estudiado medicina, pero ella misma se había convencido para estudiar un grado más corto, ya que sus padres, agricultores con escasas tierras, no podrían soportar tantos años sin su ayuda. Ingeniería química no era tan aburrida, al menos había encontrado una familia acogedora en aquel grupo de médicos, biólogos y químicos.

Las risas comenzaban a ser escandalosas en la pizzería, y Maira solo quería que la tragase la tierra, eran tan groseras que no paraban de mirarla, estaba a punto de salir corriendo cuando sonó el teléfono:

- ¿Maira?, El NDA de nuestro medicamento contra el alzheimer acaba de ser autorizado.

Había escrito su nombre para siempre en la historia.


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